En la lucha por perder peso, se ha desarrollado una rivalidad entre las dietas bajas en carbohidratos y las dietas bajas en grasa, las cuales se enfocan en el control de calorías al limitar el consumo de grasa. Algunos estudios pequeños han arrojado resultados mezclados sobre cuál plan es mejor. El principal tema que alimenta esta rivalidad es el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV). La pérdida de peso puede disminuir el riesgo de ECV; sin embargo, los críticos de dietas bajas en carbohidratos se preocupan de que el posible aumento en los niveles de colesterol por el exceso de grasa dietética, contrarreste cualquier beneficio de la pérdida de peso, por lo que el mérito de las dietas bajas en carbohidratos no está claro para algunos investigadores.
Investigadores de University Hospital Basel en Suiza combinaron y analizaron cinco estudios aleatorios controlados, que compararon las dietas bajas en carbohidratos y bajas en grasas. En las dietas bajas en carbohidratos no se restringió el consumo de proteínas, grasa, y calorías. Las dietas bajas en grasa limitaron el consumo de calorías y solo permitieron que el 30% de la ingesta calórica proviniera de la grasa por día. Un total de 447 personas fueron incluidas (222 en dietas bajas en carbohidratos, 225 dietas bajas en grasa). Los investigadores compararon cambios en el peso y en los niveles de colesterol.
A los seis meses, las personas en dietas bajas en carbohidratos perdieron más peso que las personas en las dietas bajas en grasa, pero a los 12 meses, la pérdida de peso fue similar entre los grupos. Se observaron diferencias significativas en los efectos sobre los factores de riesgo para ECV. Los voluntarios que consumieron una dieta baja en grasa tuvieron francas disminuciones en el colesterol total y LDL (malo); las reducciones en estos dos factores pueden disminuir el riesgo de CVD. En comparación, los que consumieron dietas bajas en carbohidratos tuvieron incrementos en el colesterol total y LDL (ya que consumían mayor cantidad de grasas saturadas). Sin embargo, las dietas bajas en carbohidratos también mostraron dos beneficios: incrementos en colesterol HDL (bueno) y disminuciones en triglicéridos. Las personas que consumieron dietas bajas en grasa tuvieron cambios menos favorables en estos dos factores.
Ahora bien, ¿qué podemos concluir de ésta información? ¿cómo sería la dieta perfecta? Sería aquella entonces, donde el aporte de carbohidratos sea bajo (sin ser eliminados), el aporte de grasa saturadas (malas) sea prácticamente minúsculo, y el aporte calórico del grupo proteico sea mayor a los dos anteriores; obteniéndose excelentes resultados, entre ellos:
- Disminución de los niveles de colesterol total y LDL (malo).
- Disminución de los niveles de trigicéridos.
- Aumento del colesterol HDL (bueno).
- Disminución de la ansiedad y apetito dado por un mayor aporte proteico en la dieta que disminuye el vaciamiento gástrico haciéndonos sentir llenos o saciados precozmente, y además las proteínas juegan un papel fundamental a nivel del sistema nervioso central en la regulación del apetito, disminuyendo el mismo.
- Pérdida de peso mayor en períodos de tiempo menores a dietas convencionales.
- Mayor adherencia al plan nutricional.
- Y lo mas importante, nos permite aprender y cambiar nuestros hábitos alimenticios de por vida y no volver a engordar mas nunca.
Acude a consulta… decídete a cambiar tus hábitos nutricionales para siempre, prolonga tu vida evitando la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Dra. Ana Adames
@DraAnaAdames
@DraEstherArrue
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