El Efecto
Rebote es recuperar el peso que, el paciente con sobrepeso u obesidad,
ha perdido después de haber realizado una dieta. Incluso se han reportado
ganancias de más del 20 % sobre el peso inicial. Este efecto puede presentarse
desde una semana hasta 2 años luego de haber finalizado la dieta, y puede
llegar a ser devastador emocionalmente ya que la persona no se da cuenta de lo
que ocurre sino hasta que ha pasado ya un tiempo considerable.
Al Efecto Rebote también se
le conoce como "Efecto Yoyo" debido a la forma como cambia el peso de
la persona a lo largo del tiempo: primero baja cuando está realizando la dieta,
luego sube cuando deja de hacerla, y baja nuevamente cuando la persona comienza
a hacer dieta otra vez, sólo para continuar el ciclo.
Esta
complicación viene dada generalmente por la realización de dietas estrictas, no
supervisadas, las cuales no son inocuas, es decir, pueden ser peligrosas no
solo desde el punto de vista metabólico sino también emocional del sujeto. Los
malos resultados de estas dietas producen desazón y pérdida de la autoestima
del paciente afecto de obesidad.
Cuando se cumple una dieta
desbalanceada y extremista (una dieta en la que se suprime completamente un
nutriente, o se consume un número muy bajo de calorías), ocasiona que al cabo
de, aproximadamente, una semana el cuerpo note de que no tiene los insumos necesarios
para funcionar adecuadamente. Como resultado de ello, se activan señales de
alarma que indican a todos los sistemas que deben funcionar al mínimo. Es a lo
que se llama "modo de emergencia o de ahorro". El cuerpo se adapta a
la cantidad de energía y nutrientes que se le está suministrando.
Para hacerlo, empieza en primer lugar a perder agua debido a que los
nutrientes que ayudan a movilizar y almacenar el agua en el organismo están
ausentes o hay muy pocos, y luego se pierde músculo, ya que este tipo de tejido
tiene un alto consumo de energía y además, se pueden obtener algunos nutrientes
de ese tejido "reciclado".
En ese tiempo, se recuperan los kilos que se han perdido. Pero ahora
la situación peor, ya que lo perdido fue, principalmente, agua y músculo, y lo
que se recuperó fue grasa. Terminando con varios kilos de más, un peor físico,
un metabolismo deteriorado, y la autoestima aún más baja.
Muchos pacientes
terminan sintiendo que hacer dietas es inútil, porque a la larga todos vuelven
a ganar peso, para pasar a una nueva dieta, y en muchos casos volver a ganar más
peso del que tenían al comienzo.
Lo importante no
es llegar, sino mantenerse. Una persona que baja de peso debe de tomar acciones
para enfrentar el siguiente paso: el mantenimiento del peso. Esto significa que
cambiar de hábitos y adoptar una vida más saludable es un compromiso para toda
la vida.
A menudo romper
con el efecto yoyo o estabilizar el peso perdido es suficiente. A veces
mantener el peso perdido es a menudo más difícil que perderlo. Mantener el peso
corporal en torno a un valor en particular resulta un gran desafío para muchos
y es aquí donde obtenemos una fiel prueba de nuestros hábitos alimentarios, ya
que éstos, como la palabra lo dice, son constantes y regulares, por lo que, a
pesar de que podemos variar entre 1 y 2 kilos, generalmente ayudan a tener un
peso estable.
Es
necesario enfocar la pérdida de peso no solo hacia la realización de una
“dieta” sino al cambio de hábitos de vida que hagan dicha pérdida de peso
lograda sostenible en el tiempo. El cambio del comportamiento requiere conocimiento,
motivación y estrategias para su implantación y, sobre todo, para su
mantenimiento. Los cambios en la alimentación y en el ejercicio son
importantes, pero además necesitan apoyo y compromiso del paciente, de su
entorno (familia y amigos) y de su médico.
@DraEstherArrue
@DraAnaAdames